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Medicina: entre la incertidumbre y la pasión.


Una propuesta de reflexión conjunta acerca de la formación médica, la práctica cotidiana y los nuevos saberes disponibles.

En torno al las sesiones del Colegio Americano de Cardiología 2005.

Una vez más un encuentro multitudinario de especialistas provenientes de un mundo con fronteras débiles y comunicaciones fuertes se da cita para poner al día el "estado del arte" en una rama de la Medicina. Otra vez quienes ejercemos la profesión desde hace varias décadas asistimos al espectáculo de una transformación vertiginosa de los conocimientos disponibles y a la renovación radical de perspectivas que parecían inamovibles.

Los grandes congresos internacionales ya no están conformados por actualizaciones más o menos novedosas de la información con que se cuenta. Actualmente, los contenidos científicos que se exponen ponen en crisis paradigmas de pensamiento y trastocan concepciones que suponíamos -ingenuamente- definitivas.

La propuesta ya no se centra alrededor de un acopio sistemático de datos sobre viejos problemas; más bien gira en torno del planteo, a menudo verdaderamente disruptivo, de nuevas problemáticas.Lo que se pone en crisis no es un dato perimido: es, ni más ni menos, una racionalidad cristalizada en ideas tradicionales que se comportan como un verdadero obstáculo epistemológico que entorpece la compleja tarea de intentar apropiarse de los nuevos desarrollos de la ciencia.

En esta oportunidad, muchas de las investigaciones presentadas en el ACC 2005 derriban concepciones o instalan dudas razonables sobre lo hasta hoy aceptado. Por ejemplo:

*¿Es la enfermedad cardiovascular una enfermedad predominantemente masculina?

*Las descripciones tradicionales de las enfermedades CV, ¿resultan apropiadas
para el género femenino?

*¿Es la aspirina un recurso universal en la prevención primaria?

*¿Son las lesiones del tronco de la coronaria izquierda patrimonio indiscutible de la cirugía?

*¿Los stents liberadores de drogas son la culminación de la creatividad tecnológica puesta al servicio de la permeabilidad vascular?

*¿Son la insuficiencia cardiaca o la ateroesclerosis enfermedades con domicilio en el miocardio o los endotelios o, por el contrario, auténticas enfermedades sistémicas?

*¿La insuficiencia cardiaca es un cuadro progresivo e irreversible?

*¿Es la enfermedad cardiovascular un tema exclusivo de cardiólogos?

*¿Habrá llegado la hora de desmarcar fronteras y establecer áreas comunes a diversas especialidades para abordar una enfermedad que no las respeta?

Participar de un congreso médico importante supone hoy enfrentar el desafío de adoptar un punto de vista crítico sobre la propia práctica y el siempre saludable ejercicio de revisar los supuestos implícitos sobre los que esa práctica se funda.

Todas las guías y recomendaciones internacionales aclaran de manera rotunda que sus afirmaciones son sugerencias, que no suplantan, sino que orientan, el insustituible juicio clínico del médico. Es habitual hacer mención a que cada caso es un caso individual, cada persona un universo con significado propio y toda relación médico paciente una relación humana con lo que ello implica de complejidad, ambigüedad, incertidumbre.

Parece haber al menos dos formas de alejarse de las normas de práctica clínica: la forma antigua y brutal de la ignorancia o la no menos angustiante y desoladora de la impotencia.
Permanecer alertas, abiertos, sensibles, jóvenes -en el más profundo sentido de esta trivializada palabra- pueden ser los antídotos imprescindibles para no naufragar en un ambiente de transformaciones tan vertiginosas.

Desarrollar estrategias que nos pongan a salvo tanto de la "irracionalidad romántica" que nos empuje a un ejercicio sin fundamentos, como de la "irracionalidad técnocrática" que nos instale en una práctica despersonalizada, es también una imprescindible tarea de actualización continua.
La rapidez de los cambios, la evanescencia de unos saberes que se disuelven cuando aún no terminamos de aprehenderlos deberían recordarnos que la ciencia, la Medicina, el conocimiento, navegan sobre el frágil universo de la incertidumbre. Y, tal vez por ello, reclaman para esa travesía instalarse en el fantástico, imprescindible, territorio de la pasión.
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