Ella sabe que es perfecta...Una mirada oblicua sobre cierta adolescencia
Cierra los ojos y recuerda las noches de insomnio, los esfuerzos por poner su mente en blanco.
Permitía que una brisa tibia se torne tempestad y le recorra el cerebro, le apague las ideas una a una, la deje ciega de memorias, virgen de dudas, hasta quedar silenciosa y muerta, desbordando nada por todos los costados.
A veces, incluso, revive la tarde de Agosto en que prolijamente encerró en cajas sus objetos de ayer:
- la partitura del allegro mas perfecto de Vivaldi,
- la flauta,
- el atril,
- un ejemplar pringoso y ajado del Diario de Ana Frank,
- la cajita con jabones y shampúes robados en los hoteles de antiguos veraneos,
- la colección de objetos minúsculos con los que reconstruía momentos fugaces y felices del pasado.
Ató prolijamente sus cosas y las depositó en el cuarto del fondo, en una secreta ceremonia, una callada sepultura.
Luego, comenzó a sudar Ted Lapidus con el Aerobics y el Step.
Y los espejos, los ojos, las miradas..., los espejos.
Llenó su ropero con los nombres de moda, con cremas y perfumes.
Entregó sus mejores horas a deslizarse por la superficie hueca de las pantallas, mientras soñaba despierta que conduce un Micro en MTV.
Cuando cumplió los quince pidió unos centímetros de colágeno y silicona, una prótesis de forma para sostener su imagen.
Un artefacto, un montaje, que serán su destino y su prisión.
Quedó absorbida por la superficie abismal de los espejos.
Otra tarde calurosa de Enero, se encerró en el baño y vomitó, prolija, ordenadamente.
Un sudor frío le bajó de pronto y se miró en los azulejos cuando el vacío del mundo le sacudió la frente como un masazo cruel y despiadado.
Ya no será distinta, ni especial.
Ahora comparte con muchas la fragilidad de su existencia y sólo se exhibe como una construcción sublime, como un éxtasis de vértigo y vacío.Frugal y aérea, surfea por la vida en un eterno presente.
Todavía, - raras veces - papá la sienta un instante en sus rodillas y siente la liviandad de sus huesos, una pesada languidez, el espectro de su alma. La retiene unos segundos y mira a través de sus ojos transparentes..; y no ve nada.
Mamá la espía a hurtadillas dormir su sueño liviano y le acaricia los pies buscando el pasado. Pero no lo encuentra..; y calla… y ahoga en silencio sus preguntas sin respuesta.
Quién quiera mostrarle el camino de regreso, comprenderá al instante que está perdido.
Ya no hay fantasmas, ni espectros ni secretos.
A muerto como realidad para producirse como ilusión.
Trivial, protésica, insignificante.
Guardó en el último de los cajones, sueños y proyectos.
Ahora baila, sola, en la Disco y se excita con su imagen multiplicada en los espejos.
Ahora sólo se excita con las miradas, pero no mira.
Ahora soporta las caricias, pero no siente.
Ahora sólo la conmueve la brutal materialidad de los objetos.
Ahora navega por los abismos de su propia apariencia, hecha de ausencias y simulacros.
Ella sabe que es perfecta..., perfumada e inútil como un gramo de mierda.
Daniel Flichtentrei
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