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El ácido banquete de la palabra.

“Muerta de hambre”, Fernanda García Lao.

Editorial:El Cuenco de Plata.

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¿Era esta la famosa literatura de mujeres?

¿Qué hacer cuando toda la potencia del lenguaje empuja al lector contra el respaldo de la silla?

¿Qué secreta fuerza anima a una mujer cuya escritura convoca tempestades?

Desde Gargantúa y Pantagruel hasta La Fiesta de Babette la relación de las personas con la comida ha sido un vehículo propicio para que el arte hable de lo que resiste a la palabra.
“Muerta de hambre” es una novela que pone en escena la brutal tragedia de la carne. A dentelladas precisas, breves y contundentes la lengua construye el verdadero escenario, el salvaje material con que el texto adquiere su espesor.

Una adolescente obesa, una niña que no logra contener sus apetitos, una mujer cuyo volumen es todo desmesura. El cuerpo es el campo donde se disputan las batallas de la identidad, del deseo, del reconocimiento.

Un personaje que desnuda los secretos engranajes de una máquina de triturar. Alguien que se ha propuesto cargar el combustible necesario como para alcanzar el estallido que la disgregue en fragmentos dispersos. El cuerpo soporta y reproduce las tragedias de su vida. El deseo maniático de acumular, procesar, explotar. Una forma muy elocuente de desaparecer sin rendirse al silencio.

En esta novela se habla de la familia y de sus siniestros circuitos. Se desnuda sin piedad, mediante una ironía cruel, los laberintos de una existencia hipócrita que cada uno, en mayor o menor medida conoce, desprecia y calla. Una vez desatada la maquinaria nadie resulta ajeno. El lector también sentirá el golpe, la prepotencia de una lengua de la que no podrá resguardarse.

En una época de cuerpos dóciles y dispositivos de control que lo usan como instrumento de domesticación, resulta provocadora una historia que se resiste a la docilidad asertiva de lo bello. Es todo el maldito mundo el que ingresa por esta boca. Es todo lo que nunca diremos lo que este cuerpo enuncia con alaridos, sin atenuantes. Lo innombrable, lo inefable, se inscribe en la brutal lengua del cuerpo.

La obesidad no es aquí una fatalidad y la obesa una víctima. La obesidad es una estrategia, una empecinada voluntad de hacerse ver, de decir, de herir. La obesidad es el discurso material que adquiere una política del exceso cuando el lenguaje no puede nombrarla. Nada de encender una ternura compasiva, nada de convocar una identificación timorata o una pusilánime piedad. Ahora ajústense los cinturones y resistan. Este cuerpo habla a los gritos y está dispuesto a no callarse nada.

Un texto en primera persona es siempre una confesión. Pero una confesión puede no ser ese acto de misericordia y de perdón al que estamos acostumbrados. En esta ocasión es una declaración de guerra y una resuelta voluntad de resistencia a la invisibilidad.La propuesta intenta superar el viejo dualismo mente-cuerpo: “Mis razones son mi materia” dice María Bernabé, y está en lo cierto.

También hay un espacio para la Medicina, para la ingenuidad de un discurso que no puede ver más que lo tiene frente a sus ojos. Encierro, disciplinamiento, la violencia del que cree saber y otras formas de la extrema torpeza de los que sólo tienen respuestas.

Es atractivo e inquietante analizar el modo en que la mirada y la palabra de los otros pueden modelar la imagen que de nosotros mismos tenemos. Resulta revelador comprobar de que secreta manera se construye lo que finalmente somos.

En la era del vacío y la esquizofrenia, mientras se postula el ideal de los cuerpos famélicos, se ofrecen imperativamente todos los excesos de una oralidad desenfrenada. Esta es la historia de una díscola obesa que resiste, devorándose, aquella contradicción.

“Instrucciones para ser desdichado:Crea que usted es alguien y después, espere.”

Si creíamos haber alcanzado el Nirvana de la estabilidad y el conformismo, esta novela triturará los frágiles cimientos que nos sostienen.

Si creíamos en la fe de la razón y en la serenidad de los fundamentos; esta novela nos quemará las manos y nos perturbará el sueño narcótico que nos abriga.


“La búsqueda de sentido: misión imposible para el ignorante y cadena perpetua para el entendido. Sin razón te beso y me entrego a ti, con ella te abandono.”

Recorre estas páginas un sismo que, desde las vísceras de la palabra, sacude el pobre suelo sobre el que creíamos caminar.

Indefensos, desnudos, inermes, la narración nos acorrala y nos enfrenta a un espejo maléfico. Nos obliga a mirarnos, registra nuestra mueca de espanto, y entonces, se ríe sonoramente del patético espectáculo que damos.

Puede Ud. no leerla. Puede hacerlo y surfear por la superficie de sus páginas haciéndose el distraído.

Puede arrojar el libro contra la pared y quedarse en el silencio reparador de su rutina.

Puede hacer lo que quiera para escapar de él.

Pero entonces: please close your fucking boca.



***
¿Quién es Fernanda García Lao?
Entrevista

Es bella y delgada, - respondiendo a la primera pregunta que todo lector se formula -.
Es firme, segura y concreta. Cree que vivimos en un sistema perverso y embrutecedor mientras ella prefiere comprar enaguas o mirar las estrellas boca arriba.Al hablar deja oír las delicadas huellas de su exilio madrileño.

La autora de “Muerta de Hambre” nació en Mendoza en 1.966. Su familia se exilió en Madrid en 1.976, donde residió hasta 1.993, año en que se instaló en Buenos Aires.Estudió danza clásica, piano, actuación, dramaturgia y periodismo.

Además del primer premio del Fondo Nacional de las Artes 2004, obtuvo el tercer premio de novela Julio Cortázar 2004, el subsidio de la Fundación Antorchas por su obra teatral “Ser el Amo” y el primer premio de la Secretaría de Cultura de la Nación, por “La mirada horrible”, entre otros.

Es autora de “Coro de Inmorales” (relatos), Morder la mano (cuentos), “La perfecta otra cosa” (nouvelle) y “Vagabundos” (despropósito), aún inéditos.En teatro, también ha escrito “La amante de Baudelaire”, vestida de terciopelo, “Desde el acantilado”, “Accidente en la ingle”, “Sillón de tres cuerpos”, “El sol en la cara”, “Falso tenis” y “El cordón”.


· ¿Podrías describirnos el recorrido que te llevó hasta a la literatura?

Nací en una familia culta: padre periodista, madre poeta. Enorme biblioteca en el escritorio de mi padre. El atendía sus libros con tanta delicadeza, que yo quise estar allí. Comencé a garabatear generosamente, al lado de Cervantes o Góngora, parrafadas ininteligibles. Todavía no sabía escribir. Cuando fui descubierta, mi padre me dijo que los libros eran sagrados y que si quería practicar, usara hojas en blanco. Entonces decidí que algún día yo sería parte de esa mística. Mi adolescencia en Madrid fue muy profana. Solo leía por obligación. Murió mi padre. Cuando regresamos a Argentina, reapareció la "palabra" con la intensidad desatada de un tornado. A los 21 años escribí sin parar lo que puedo considerar mi primer libro: "Coro de inmorales". Relatos del tamaño de un garbanzo. Crueles y sintéticos.


· Parecería que tus posibilidades expresivas son múltiples (actuación, música, literatura); ¿Reconocés fronteras o especificidades entre ellas o sólo son un continuo donde tus emociones se expresan?

Sólo son diferentes soportes. La creación no reconoce límites en mí. Además me interesa ampliar mis conocimientos en cuanto a los diferentes lenguajes implícitos en cada uno de ellos. Se enriquecen, se tiñen y se complementan entre sí.


· Respecto de "Muerta de hambre": ¿ De qué modo apareció el cuerpo como escenario de un conflicto y luego como materia prima para la narración?

Siempre el cuerpo ha sido materia ineludible para mí. Soy actriz, estudié danza clásica, practico ashtanga yoga. Trabajo con la respiración y con las emociones. No me olvido de él nunca.
Creo que vivimos en un sistema perverso, en el que todo se ha embrutecido. Incluido el cuerpo. Y se moldea como si fuera plastilina, se corta y se estira, se llena de objetos extraños, se estupidiza con ansiolíticos o con coca cola. El cuerpo es el campo de batalla de la civilización occidental. Y ha perdido todo valor.


· ¿Por qué la primera persona como estrategia de escritura?

Prácticamente todo lo que escribo es en primera persona. Mi entrenamiento actoral me ha dado la posibilidad de adueñarme de los conflictos en presente y hacerlos propios: ser y padecer, eliminando la distancia, la crítica, la moral, o la psicología. No hay narrador omnisciente. Sólo un ser atravesado por múltiples conflictos monologando con furia. Me da mayor libertad de acción. Por eso creo otras voces que contradigan el discurso. Así elimino la unilateralidad. Pero esas voces también están en primera persona. Es una estrategia que crea verosimilitud.


· Parece haber huellas del psicoanálisis como fenómeno cultural - no necesariamente como experiencia terapéutica - escenificadas en tu novela. El conflicto con el padre, la ausencia o relativa neutralización de la figura materna, el cuerpo como escenario sintomático de las emociones, la pulsión de muerte y la comida, etc. ¿Qué podrías comentarnos al respecto?

Nunca me ha interesado el discurso psi. Descreo absolutamente de sus principios fundamentales. El conflicto con el padre es un mito tan antiguo como el mundo: la mitología, la religión y la literatura han dado cuenta de él mucho antes que el psicoanálisis. El cuerpo ya fue escenario de emociones en varios íconos religiosos...Santa Teresa, flagelaciones, llagas...Nunca he creído que un extraño, en un ambiente cálido o glacial, pueda ayudarme a saber quién soy. Por eso también soy atea. No me gustan los confesionarios.


· Hay en tu personaje una obesidad que aísla, que es instrumento de un plan autodestructivo manifiesto, que expresa desmesura, provocación y hasta desafiante.
¿Es esa tu idea de la obesidad desde la subjetividad de las personas?

No. Esa es mi idea de María Bernabé Castelar. Muerta de hambre es pura ficción, no es un tratado sobre el comportamiento de los obesos.


· Respecto del uso del lenguaje: primera persona, oraciones breves, metáforas con cierto gusto por lo escatológico, etc. ¿Qué pretendías producir en el lector al seleccionar estas herramientas expresivas?

En ningún momento pienso en el lector mientras escribo. No pretendo manipular a los demás. Ni crear un efecto único. Tampoco hay afán de provocación. Hago uso de esas herramientas en función del relato. Bernabé las necesitaba y yo se las proporcioné.


· Tal vez sea una impresión descabellada, pero percibí muchas veces durante la lectura rastros de oralidad, cierta musicalidad de la frase, algo así como si hubiese sido escrito para ser leído o "dictado" desde la sonoridad de las palabras. Luego me enteré que sos actriz, ¿tiene eso algo que ver?

Mi padre me transmitió la práctica de la corrección en voz alta. Siempre mi última mirada sobre cualquier texto, va acompañada del sonido. Así se eliminan aliteraciones, reiteración, cacofonía.


Cuestionario Proust:

¿Cuál es el defecto propio que deplora más?
La impaciencia, la impetuosidad

¿Cuál es el defecto que usted deplora más en otros?
La cobardía

¿Cuál es su estado mental más común?
La conciencia

¿Cómo le gustaría morir?
Preferiría no hacerlo

Si después de muerto debe volver a la Tierra, ¿convertido en qué persona o cosa usted regresaría?
En un ser feliz, de cualquier especie.

Y si pudiera elegir un personaje de ficción, ¿cuál escogería?
Ulises

¿Cuál es su mayor extravagancia?
Hacer chistes cuando estoy sola, hablar en voz alta, comprar enaguas antiguas, subirme al tejado en fin de año....

¿En qué ocasiones miente?
Cuando era chica, mentía para justificarme, en la adolescencia, por deporte. Ahora intento no mentir. Resulto más salvaje diciendo la verdad.

¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
Cualquiera que empuñe un arma o un engaño

¿A qué persona viva admira?
A Harold Pinter


¿Qué palabras o frases usa más?
No me gustan las frases hechas, así que cualquier combinación original es bienvenida.

¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
Soy feliz cuando amo y me siento amada, cuando escribo, cuando sale el sol, cuando llueve torrencialmente, cuando canto, cuando hago reír a mis hijas, cuando visito a mis amigas, cuando tomo mate, cuando puedo pagar las cuentas, cuando soy sorprendida por la creación...

¿Cuál es su mayor miedo?
La inacción

¿Cuál es su mayor remordimiento?
Haber herido a alguien con alguna ironía.

¿Cuál es la virtud más sobrevalorada socialmente?
El éxito

¿Qué le disgusta más de su apariencia?
Nada me disgusta de manera particular

¿Cuáles son sus nombres favoritos?
Los de mis hijas: Julieta y Valentina

¿Qué talento desearía tener?
Estoy feliz con los que tengo...

¿Qué le desagrada más?
¿de mï?¿física, mental, emocional o espiritualmente?

¿Cuándo y dónde ha sido más feliz?
He sido feliz en el pasado, en el presente y espero el futuro con los brazos abiertos

Si pudiera, ¿qué cambiaría de su familia?.
Nada, ya me divorcié

¿Cuál es su mayor logro?
Estar viva, haber sido creada, haber creado

¿Cuál es su posesión más atesorada?
Mi jardín

¿Cuál es la manifestación más clara de la miseria?
El hambre

¿Dónde desearía vivir?
Un poco más cerca de la naturaleza

¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Mirar las estrellas tirada en el suelo

¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en una mujer?
La inteligencia

¿Cuál es la cualidad que usted aprecia más en un hombre?
idem

¿Cuál es su héroe de ficción favorito?
Siempre he sentido debilidad por los antihéroes...

¿Cuáles son sus héroes de la vida real?
idem


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