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Sócrates y yo: la obesidad

- Es notable Sócrates la preocupación que ocasiona entre los médicos la epidemia de obesidad en el mundo.

- ¿Y que ven los médicos en este fenómeno que justifique tal preocupación?

- La obesidad, maestro, es madre de numerosos trastornos: enfermedad cardiovascular, cáncer, alteraciones esqueléticas, respiratorias, diabetes...

- Es terrible lo que cuentas doctor. ¿Y qué hace que este problema se extienda como una mancha de aceite entre los hombres cuando todos conocen sus nefastas consecuencias?

- Los hábitos maestro. El “estilo de vida” contemporáneo, la alimentación, la falta de ejercicios, la ausencia de conciencia preventiva. En fin, la inadecuación entre una biología que ahorra energía en forma de grasas y una cultura que las aporta en exceso mientras impide que se consuman.

- Dramático...¿Es que entonces las personas no desean bajar de peso? ¿Prefieren, eligen la obesidad incluso conociendo sus terribles secuelas?

- No exactamente Sócrates. Las personas desean ser delgadas, son capaces incluso de someterse a crueles mutilaciones quirúrgicas para lograrlo. La belleza, maestro, es en nuestros días una forma de la delgadez.

- Que notable lo que me dices doctor. La obesidad parece ser algo plagado de peligros, la delgadez es, tal como lo dices, algo intensamente deseado tanto por médicos como por el resto de los mortales. Aunque...por lo que veo por motivos distintos en cada caso.

- No te entiendo maestro. ¿A qué te refieres?

- Veamos: ¿Qué es, a tu juicio, lo que los médicos desean: la obesidad o la delgadez?

- Resulta obvio, la delgadez por sobre la obesidad.

- ¿Y por qué motivos lo desean?

- Por que es siempre preferible lo bueno por sobre lo malo Sócrates, tú mismo me lo has enseñado.

- ¿Y qué es, a tu juicio, lo que las personas desean: la obesidad o la delgadez?

- La delgadez maestro. No cabe duda alguna sobre ello.

- ¿Y por qué motivos lo desean?

- Por que todos deseamos lo bello por sobre lo feo Sócrates, tú mismo me lo enseñaste.

- Ya lo ves, entonces está muy claro. Ambos desean lo mismo, y se esfuerzan por ello, pero los motivos que los animan son bien diferentes.

- Creo que ahora voy entendiendo...

- Veamos amigo doctor: ¿Qué será lo que en verdad nos mueve: aquello que deseamos o los motivos por los que lo deseamos?

- ¿Será eso importante Sócrates? ¿Cuál sería la diferencia si en ambos casos se desea la misma cosa?

- ¿Qué será lo que en verdad se desea: la delgadez o la salud, la delgadez o la belleza?

- No lo sé maestro.

- ¿Es, según tu criterio, la salud tan trascendente como la belleza del cuerpo?

- Claro que no. No podrían resultar de la misma importancia dos objetivos tan diferentes.

- Entonces...¿Qué distingue la una de la otra?

- Es muy claro, la salud es un objetivo trascendente; la belleza una trivialidad.

- Es sorprendente amigo doctor hacia donde ha derivado nuestro diálogo.

- Hablar contigo, maestro, es siempre una camino imprevisible. Pero, realmente, ¿de qué hablamos hasta ahora?

- De lo único que siempre hemos hablado los hombres amigo médico: de lo bueno, de lo malo, de lo bello, de lo vano...
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